Cendrós, P. Revista de Filosofía, Vol. 41, Nº109, 2024-3, (Jul-Sep) pp. 126- 136 129
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela. ISSN: 0798-1171 / e-ISSN: 2477-9598
previos y durante su condena; donde los actores son los mismos sujetos que padecen los
eventos adversos.
La supresión del uso de autores que de segunda intención evidencian los hechos padecidos
por otros, tiene la clara intención de mover la sensibilidad del espectador a las situaciones
humanas concretas; logrando las acciones colectivas a favor de enfrentar y desarticular el
racismo de Estado. Por consiguiente, la película no solo cuestiona las narrativas
preestablecidas, sino que también invita al público a reflexionar sobre las complejidades
éticas inherentes a la representación cinematográfica de la realidad.
Particularmente, Mi Vida Dentro se erige como un poderoso recordatorio de la
importancia de la empatía, la justicia y la responsabilidad ética en el arte del
documentalismo. La obra invita a la audiencia a examinar sus propias percepciones y
prejuicios, reconociendo la humanidad compartida en todas las personas,
independientemente de su situación o contexto. A través de su cautivadora narrativa Mi
Vida Dentro resuena más allá de la pantalla, dejando una impresión perdurable en quienes
atestiguan su relato.
Ahora bien, en el cine documental la noción de lo verosímil posible, la mimesis y la
veracidad desempeñan roles cruciales durante la representación de la realidad. Lo verosímil
posible se refiere a la capacidad de una obra cinematográfica de generar una experiencia
creíble y plausible para el espectador; incluso si la historia presentada es ficticia. En el
contexto de un documental cinematográfico las imágenes y los eventos capturados en
pantalla deben proyectar la sensación de autenticidad y coherencia con la realidad que el
espectador percibe.
Por otro lado, la mimesis se refiere a la imitación o representación de la realidad en
el arte. En el cine documental, la mimesis implica la reproducción fiel de eventos, personas
y lugares tal como existen en realidad. Especialmente, la mimesis como cualidad y capacidad
del documental, aproxima a esta a la experiencia epistémica de la realidad.
Es decir, es útil como instrumento de saber en la medida que reproduce de modo
fidedigno lo que sucede. Con la misma pretensión de la ciencia fáctica, intenta reproducir de
modo veraz lo acontecido con la intención de elaborar conclusiones, premisas hiladas de
modo coherente, en favor de la utilidad como capacidad social.
Se subraya el carácter científico de la producción documental en la medida que
traduce las capacidades comprensivas del ensayo; en cuanto reproducción de lo que
acontece en la realidad. Es así que adquiere validez como medio e instrumento de
comprensión. Donde la fantasía, especialmente, no altera la veracidad de lo acontecido;
específicamente, se emplean los recursos artísticos como impresión de belleza para
aumentar el interés, jamás, como tergiversación o cambio de la realidad representada.
De esta manera, los documentalistas se esfuerzan por capturar la esencia de la verdad
objetiva, presentando hechos y situaciones tal como ocurrieron, sin distorsiones o
exageraciones deliberadas. Situación que presupone la existencia de la realidad, vías lícitas
para captarla y transmitirlas; en tanto, la realidad es traducible y transferible a lenguaje
comprensible, haciendo de la experiencia artística, también, evidencia de la verdad.