Volumen 31 Nº 4 (octubre-diciembre) 2022, pp. 10-31
ISSN 1315-0006. Depósito legal pp 199202zu44
Venezuela en tiempo de pandemia Covid-19: Representaciones sociales y la estrategia de mitigación multi-nivel. La economía local emergente en el municipio Caroní, Estado Bolívar
Becker Sánchez* y Maziad Naime**
Resumen
En marzo de 2020 fue declarada una pandemia por la COVID-19 y los gobiernos del mundo implementaron la cuarentena. Partimos de la premisa de que todo dependería de las representaciones sociales sobre la pandemia, variable que impactó también la economía en todas sus escalas. En Venezuela el 16 de marzo de 2020, el gobierno decretó una cuarentena radical que fue reestructurada a un método denominado 7+7. El artículo muestra la acción colectiva multi-nivel de los actores socio-institucionales con énfasis en el Estado Bolívar, de importancia económica nacional e internacional por su vinculación fronteriza con Brasil. El trabajo de campo fue en el municipio Caroní entre marzo 2020 – diciembre 2021, con un enfoque de investigación en tiempo real sobre los procesos de interacciones entre los actores involucrados y las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Como resultado se tiene que las acciones colectivas emprendidas; entre los niveles de gobierno y sus instituciones, el sector privado y la sociedad civil fueron significativas para contener la propagación del virus y mantener la subsistencia de la economía local. Se concluye en que fueron determinantes: el esquema de cuarentena 7+7 y las acciones a nivel local producto de los acuerdos entre la mayoría de los segmentos de la sociedad. Por último, resaltan la forma y el método para el manejo de la información y comunicación que permitió hacer explícitas las normas, los acuerdos y reglas funcionales en pandemia en medio de complejas y confusas representaciones sociales.
Palabras clave: Venezuela; Pandemia COVID-19; Método 7+7; Economía Local; Redes Sociales; Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)
Universidad Nacional Experimental de Guayana UNEG. Puerto Ordaz, Venezuela.
*ORCID: 0000-0003-0371-3375. E-mail: beckersanchez@gmail.com
**ORCID 0000-0002-8529-2860. E-mail: ezmaziadnaime@gmail.com
Recibido: 15/03/2022 Aceptado: 01/08/2022
Venezuela in times of the Covid-19 pandemic: Social representations and the multi-level mitigation strategy. The emerging local economy in the Caroní municipality, Bolívar State
Abstract
In March 2020, a pandemic was declared by COVID-19 and the governments of the world implemented the quarantine. We start from the premise that everything would depend on the social representations of the pandemic, a variable that also impacted the economy on all its scales. In Venezuela on March 16, 2020, the government decreed a radical quarantine that was restructured to a method called 7+7. The article shows the multilevel collective action of the socio-institutional actors with emphasis on the Bolívar State, of national and international economic importance due to its border link with Brazil. The field work was carried out in the Caroní municipality between March 2020 - December 2021, with a real-time research approach on the processes of interactions between the actors involved and Information and Communication Technologies (ICT). As a result, the collective actions undertaken; between the levels of government and its institutions, the private sector and civil society were significant in containing the spread of the virus and maintaining the subsistence of the local economy. It is concluded that the 7+7 quarantine scheme and the actions at the local level resulting from the agreements between most segments of society were decisive. Finally, they will highlight the form and method for the management of information and communication that made it possible to clean up the norms, agreements, and functional rules in a pandemic in the midst of complex and confusing social representations
Keywords: Venezuela; COVID-19 Pandemic; Method 7+7; Local Economy; Social Networks; Information and Communication Technologies (ICT)
Introducción
En febrero de 2020 se confirmó el primer caso de SARS COVID-19 en Latinoamérica específicamente en Brasil. Esto obligó a implementar un enfoque epidemiológico que se caracterizó en la aplicación de medidas como las cuarentenas generales, con restricciones en la movilidad y el aislamiento temprano de los casos sospechosos en la región como medida de prevención ante los contagiados (Arias & Arévalo, 2021). Frente a este contexto de la pandemia en Latinoamérica la Organización Mundial de la Salud, (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud fueron propiciando mecanismos de orquestación que con esquemas de coordinación y acción; que permitieron sumar capacidades e imponer su autoridad a través de procesos como proveedores de asistencia y conocimiento técnico experto. Elementos clave para elaborar recomendaciones y dar respuesta a los gobiernos sobre el qué hacer, así también los países pudieron socializar con otros actores involucrados y el público en general (Zamudio, 2021).
Acciones internacionales que se constituyeron en una referencia en el nuevo contexto con subsiguientes acuerdos establecidos para la colaboración en medio del tiempo de la COVID-19 y la postpandemia que vivimos en la actualidad. En estas nuevas realidades globales no solamente concurren dimensiones de la salud pública en sus diferentes escalas; incluyendo las relaciones supranacionales que vienen afectando a la economía mundial, la producción, la cadena de suministros y los mercados financieros (Mishra, Rajesh & Nachiappan, 2021).
En general, todos estos contextos vinculados a los efectos de la pandemia dependen fundamentalmente de la reacción de las sociedades a la enfermedad. Es decir, la forma en que la sociedad global y sus niveles de acción han podido ser capaces de ajustarse al enfoque epidemiológico y poder seguir las normas y las orientaciones sobre el distanciamiento y las medidas de bioseguridad planteados en cada país o contexto territorial como primer orden de la acción colectiva.
Podemos decir, que los comportamientos humanos han sido la variable fundamental para que la enfermedad se extienda de forma rápida y expandida, o se haya podido mantener en una curva moderada en el mejor de los casos. Estas variables y acciones de las sociedades ciertamente han podido ser intervenidas a través de las políticas de cada país y de la direccionalidad total de órganos internacionales como la OMS al frente de esta realidad o crisis mundial.
Ocurrió sin duda, que se fueron creando escenarios sobre los posibles senderos del brote o rebrotes de la enfermedad durante la pandemia, períodos con muchas incertidumbres que aún mantienen en expectativa a la humanidad. Hasta diciembre de 2021 a nivel mundial se había iniciado una quinta ola del virus, en Suramérica se enfrentaba a un cuarto rebrote, con la variante brasileña P1 y P2 para Brasil y Venezuela. En ese momento, ya la mayoría de los países habían desarrollado diversos métodos y formas de coexistir con el virus, que se fueron fortaleciendo con la aplicación de diversas vacunas desarrolladas para el virus. No obstante, aunque se habían reportado vacunaciones masivas, no se había logrado vacunar la totalidad de la población, por diversos factores vinculados a la complejidad del virus, entre ellos: los ciclos de la enfermedad y las políticas nacionales y culturales de cada uno de los países del mundo.
En lo específico, si bien a nivel mundial se ha venido monitoreando estos procesos de contención del virus, consideramos importante mirar el desenvolvimiento de la economía local (Cepal, 2021; Vásquez Ruiz & Bocanegra, 2021). Actividades emergentes que deben ser medidas conforme al modelo socio-económico tradicional y los modelos emergentes que se están obteniendo como producto de la reacción - acción lograda por cada individuo, su sociedad y su territorialidad. En términos generales aún se continúa luchando por el mantenimiento de los medios de producción y de las formas de los intercambios comerciales de los bienes y servicios.
En general, se han intervenido, justificado o permitido diversas transformaciones ajustadas a estos momentos históricos de pandemia, que sobrevivieron o se transformaron a consecuencia de las restricciones de horarios para su funcionamiento, de los sectores funcionales permitidos y formas impensadas de trabajo que han emergido. Ejemplos diversos, como emprendimientos en domicilios, el teletrabajo, el delivery, el office home y un incremento sustancial en la comercialización y transacciones financieras y gubernamentales en línea. Fenómenos que se han reproducido en este período de pandemia resultante de sus dimensiones con magnitudes desconocidas que aún vienen modificando el orden mundial y su impacto socioeconómico, sociológico, político e identitario que está modificando aceleradamente la tradición económica, social y cultural como lo expone Donges, (2021).
Abordaremos con este papel de trabajo el escenario de una cuarentena social voluntaria dirigida por el gobierno nacional y sus múltiples niveles de acción con la que Venezuela ha tratado de frenar el avance de la COVID-19. Estrategias que miramos y analizamos desde un planteamiento de investigación en caliente o en tiempo real de un proceso social inédito y desconocido que se produjo inesperadamente y que nos involucra a todos.
El primer autor en su trayectoria de registrar los procesos inéditos de transformaciones sociales e institucionales, que nos permitió formular interrogantes puntuales para desarrollar este trabajo con el monitoreo diario y la sistematización de todos los procesos de articulación en campo, en medio de micro-escenarios confluyentes de acción – reacción resultante de este tiempo en pandemia, pero también divergente en muchos casos por las características de cada uno de los segmentos de la sociedad involucrados.
Estas sociedades globales, postmodernas y complejas han demostrado que no estaban preparadas para un proceso de ser y estar en medio de una pandemia de esta magnitud. Incluso hubo un sistema inestable en el orden mundial. Podemos inferir además que su expectativa minimizó la visión global que en pre-pandemia existía para afrontar posibles catástrofes visionadas, como las problemáticas abordadas en las últimas décadas, sobre aspectos ambientales con variables como el cambio climático o la sobreexplotación del capital natural. Discursos en el ámbito mundial que han establecidos acuerdos y objetivos comunes internacionales para el Desarrollo Sustentable como mega meta del milenio, desde que surgió el debate de la sustentabilidad hace más de 50 años (CEPAL, 2022).
En el actual contexto, cada sociedad ha podido experimentar sobre su vulnerabilidad, la pluralidad de sus identidades, necesidades y las distinciones propias de sus prácticas. En este momento, sirve la reflexión sobre los modos de producción y los sistemas de conocimientos que reproducen el desarrollo local, como medio de subsistencia y sobre todo en el ejercicio del mismo modo de vida de cada individuo que conforma esa sociedad y su sobrevivencia en un plano de vulnerabilidad existente.
En suma, la humanidad, las sociedades y los individuos estamos atravesando por un proceso de acción y reacción o de la práctica y el aprendizaje; con todos estos protocolos y recetas que acompañan a la pandemia desde sus inicios. Experiencias vividas como la implementación y apropiación de medidas y novedosos protocolos de bioseguridad, las estructuras ideadas para el distanciamiento social y los aislamientos prolongados, el uso de medicamentos farmacéuticos existentes, de la medicina natural y tradicional, y el mismo rol victorioso de una ciencia útil que actuó en contra tiempo, hasta lograr desarrollar vacunas para el virus de la COVID-19. Además, de las prácticas subyacentes de los sistemas de producción y distribución en todos sus rubros y escalas, que mermó y en algunos casos se detuvo.
La actividad económica global se limitó a horarios controlados, como consecuencia de los hechos sobrevenidos durante estas 82 semanas que estudiamos consecutivamente. Partimos de dos interrogantes desde el inicio de esta investigación emergente en el mes de marzo de 2021 que presumimos desde la complejidad y la generalidad de lo que comenzaba a suceder con la cuarentena establecida en Venezuela. La realidad fue que la COVID-19 no era un asunto con competencia únicamente gubernamental, ni era responsabilidad de la sociedad con representaciones sociales distorsionadas a consecuencia del impacto emocional de lo que venía aconteciendo.
Para Salas-Durán, Vergara-Morales, & Ogueda, (2021) y Costa & Cavalcante, (2020) las representaciones sociales se estructuran a través de un conjunto de información, creencias, opiniones y actitudes asociadas a un objeto o situación específica, como un todo organizado, siendo en estos casos de gran relevancia para estudios sobre las consecuencias de los contextos de emergencia sanitaria y las dificultades relacionadas con las cogniciones y emociones que inciden en el comportamiento de las personas, por lo que nos interesó mirar este proceso en su complejidad como país, como región y en lo local y nos planteamos resolver qué podemos hacer para detener la propagación del virus y cómo podremos sostenernos económicamente.
El proceso de investigación fue abordado en método emergente de trabajo en caliente y en tiempo real ante lo imprevisto de la pandemia, nos sustentamos en nuestra experiencia y como parte de la continuidad del trabajo en procesos de participación social, sistemas de conocimientos plurales y redes multiactores que durante las últimas dos décadas hemos podido sistematizar. El escenario previo para este análisis lo constituyen los estudios de casos en un contexto territorial y plural, en medio de escenarios sociopolíticos complejos, que quizás radicalizaron acciones y pensamientos de funcionalidad social que han sido llevaderos para lograr acciones comunes, por un lado. Así también nos sirvió las múltiples escalas territoriales, como temporales, que ya habíamos analizado y que vienen acentuando y propiciando en estos momentos transformaciones estructurales progresivas y necesarias en sus modos, relaciones y estrategias entre el gobierno nacional, los gobiernos locales, el sector privado y la sociedad en general que se han descrito en las dos últimas décadas en Venezuela (Sánchez, et al., 2014 y Sánchez, 2021).
Escenarios y escalas de acción – reacción que sumarían en la comprensión requerida en estos momentos de la COVID-19, que el virus y su origen ha sido relacionado de diversas maneras con el espectro tecnológico y hasta en el imaginario de un nuevo orden mundial. Afirmaciones colectivas inéditas dentro del espectro del estudio de las representaciones sociales que se han reproducido en Venezuela en los últimos años (Briceño. 2016). En todo caso, el desarrollo científico y tecnológico en la historia de la humanidad ha ido transformando a las sociedades con su qué hacer.
Analizaremos también, con este artículo las tecnologías de información y comunicación, TIC en específico el uso de las redes sociales a través del método desarrollado y las estrategias empleadas para informar con nuevos modos, formas y tiempos para la comunicación efectiva, incluso observaremos la desinformación y la distorsión de la información y cómo fueron configurando nuevos espacios públicos de comunicación y como dinamizador de las representaciones sociales sobre la pandemia.
Las TIC en la actualidad son herramientas directas para miles de usuarios por la proliferación y el uso de los dispositivos inteligentes, que se han constituidos en la interfaz con mayor incidencia en las nuevas formas de ejercer la actividad económica y los emprendimientos de los ciudadanos del mundo. Khan, (2020), considera también que las redes sociales se han convertido en territorios de interacción virtual que están modificando y reestructurando nuevos modos de convivencia a distancia y muy válidos en este momento de cuarentena prolongada, para este caso lo vinculamos a los modos de información y comunicación de las normas y reglas establecidas por los actores participantes en las estrategias de contención y funcionamiento de la economía local.
Materiales y métodos
Área de estudio: escalas y niveles de análisis
Este artículo se desarrolló a partir del análisis de las interacciones entre el nivel nacional, el nivel estadal y el nivel municipal. A nivel estadal el estado Bolívar que territorialmente tiene una superficie de 242.801 Km² ubicado al sureste del país. Bolívar está dividido en 11 estructuras político-territoriales o municipios. Para el estudio de caso sobre las acciones emprendidas para el sustento de la economía local en el contexto de la Covid-19 nos concentramos en el municipio Caroní o Ciudad Guayana, principal urbe del Estado Bolívar y una de las más importantes en lo poblacional y económico a nivel nacional.
Método
El presente es un estudio empírico con trabajo de campo con un enfoque de investigación en tiempo real de los procesos de acción – reacción entre los actores involucrados y de las interacciones de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), bajo un enfoque “participación-observación-acción” que empleó el estudio de caso a diferentes niveles de acciones socio-institucionales. El estudio se realizó durante 82 semanas consecutivas, desde el inicio de la cuarentena en marzo 2020 y se concluyó con la semana de flexibilización ampliada en Venezuela en diciembre de 2021. Entre las técnicas de este tipo de investigación emergente por la pandemia, en la que se incorporaron los protocolos de bioseguridad, tenemos las reuniones grupales específicas de planificación y evaluación entre diversos actores que se realizaban con frecuencia semanal y en la que participamos activamente. Este proceso de investigación – acción en tiempo real, nos permitió la sistematización e hilvanado de las acciones y reacciones logradas, y de los acuerdos y normas establecidas a nivel local.
Para el análisis de las redes sociales y en consideración a que en Venezuela el 79,6% de la población usa equipos telefónicos celulares, que se constituyeron en herramientas tecnológicas importantes en pandemia, así como las plataformas de interacción; entre ellas y principalmente la APP del WhatsApp, que en el país ha sido predominante como una de las mensajerías móviles celulares en crecimiento, como lo explica el reciente informe Digital Global Overview Report (2021).
En nuestro estudio el uso del WhatsApp fue priorizado como soporte para la comunicación e interacción, mediante envíos directos a través de una plataforma de usuarios que habíamos construido para la difusión de mensajes masivos, sobre aspectos de educación e información de políticas públicas a través del uso de la función listas de contacto.
Cada una de las listas de contactos estaba conformada por un máximo de 256 números telefónicos que el primer autor fue recopilaron desde el año 2017. La condición para la difusión es única y consiste en que el número receptor tenga registrado el número del emisor en sus contactos, de esta manera cada número telefónico en el caso de los números registrados de las personas, empresas o instituciones fueron receptores de los mensajes enviados.
Esta plataforma de mensajería la veníamos usando para informar y educar sobre reformas tributarias, adecuaciones tecnológicas y demás temas de interés para la ciudad. Al iniciar la pandemia la data fue considerada de inmediato como una vía de comunicación e interacción, al percatarnos que ya teníamos para marzo 2021 un total de 16 listas de difusión, es decir 4.096 contactos directos; conformadas por listas de funcionarios de instituciones públicas, representantes de empresas y comerciantes del sector de alimentos, restaurantes, farmacias y centros de salud y educación. Estas listas existentes, desde ese momento fueron utilizadas, ahora con énfasis para informar sobre la pandemia, el número de listas se fue incrementando en el período de pandemia. En agosto de 2021 se inventariaron 28 listas o equivalentes a 7.128 contactos directos registrados. Adicionalmente interactuamos con 65 grupos de WhatsApp de interacción local y nacional.
Resultados
Venezuela en pandemia
El martes 17 de marzo de 2020 a las 5:00 am se anunció que Venezuela entraría en Cuarentena Social, como una decisión drástica con incidencia en el territorio Nacional y su división política territorial en 23 Estados y el Distrito Capital. El gobierno venezolano simultáneamente alertaba al mundo, sobre todas las debilidades de la región latinoamericana y de la carencia de un sistema de salud poderoso y sobre la desigualdad económica de nuestros países con del resto del mundo. Resaltaba el contexto venezolano, que venía atravesando desde el año 2012, una serie de limitantes y dificultades internas y externas a consecuencias de los conflictos internacionales en todas sus dimensiones políticas y económicas, que corresponden a intereses divergentes y representaciones sociales sobre el gobierno venezolano (Marin, et al. 2022), variables que prevalecían en ese momento y que hizo suponer que Venezuela sería un país vulnerable, en un escenario tan incierto como la COVID-19.
Entre las primeras medidas que implementó Venezuela, fue la suspensión de vuelos nacionales e internacionales y el cierre total de sus fronteras. Desde ese momento, se restringieron también los pasos terrestres fronterizos desde Colombia por el estado Táchira y desde Brasil a través del Estado Bolívar. Ambos territorios son de suma importancia para el intercambio comercial y alimenticio.
Ya la COVID-19 había entrado con fuerza en Venezuela, en ese momento fue necesario idealizar estrategias para tratar de contener su avance y mitigar sus múltiples consecuencias. La investigadora Esparza (2020) explicó en su informe nacional que ¨… si la epidemia del COVID-19 se prolonga en el tiempo, también sería posible que exhibiera un patrón cíclico estacional, como lo hace la influenza y otras virosis respiratorias¨. Al inicio de la pandemia, surgieron unas series de incertidumbres en todos los segmentos y sectores de la sociedad, sin duda el segmento de la sociedad más convulsionado fue el sector de las ciencias de la salud, al encontrarnos en medio de un protocolo internacional de salud por la pandemia de la COVID-19 completamente desconocido.
El tema de la pandemia se paseaba por muchas interrogantes, desde cómo hacer un bloqueo radical o cómo hacer una contención social voluntaria y hasta el cómo o cuáles son las maneras de moldear el comportamiento inexperto de la sociedad venezolana frente a una enfermedad inexplorada que se venía observando a nivel mundial. Solo se conocía que existía una variable que estaba correlacionada entre el comportamiento humano y la propagación del virus, de esta manera, la cuarentena, el distanciamiento y el confinamiento no solo se convertirían en respuestas inmediatas, sino que también se convirtieron en procesos sociales inéditos con resultados desconocidos que nos interesa sistematizar.
Desde ese momento los esfuerzos se orientaron a determinar los posibles casos positivos a través de pruebas para la COVID-19, se utilizaron tests con base a métodos moleculares; entre ellas las pruebas RTq y PCR implementadas por el gobierno venezolano para la detección directa del virus. Estas medidas generaron el caos en medio de una sociedad con percepciones complejas y condicionadas a un contexto desconocido, que esperaban a diario reportes nacionales de los casos expuestos o positivamente públicos, información determinante para conocer los puntos de la ciudad y del país donde comenzaba la propagación y brote del virus.
Estas realidades no experimentadas, fueron construyendo representaciones sociales en el colectivo, sustentadas en sentimientos y emociones individuales, entre ellas; la angustia, el rechazo, la incredulidad y la desconfianza de muchas personas sobre la realidad del virus y como este avanzaba en medios de síntomas desconocidos y la muerte que desde ese momento que se comenzaron a producir en masas.
Estos elementos o fotografías de una realidad, dificultaron que los ciudadanos accedieran en primera instancia a realizarse las pruebas. Ocurrió que, en el imaginario de la sociedad, el tener que realizarse una prueba COVID-19 para la confirmación de ser positivo o por un falso positivo estaba asociado a un ejercicio voluntario de quedarse hospitalizado o atrapado en un sistema de salud pública, que se presumía sin experiencia para el tratamiento de la COVID-19.
La sociedad a causa del temor de ser absorbidos por este sistema de salud decidió emprender la autoevaluación y la automedicación preventiva, con una reclusión ambulatoria de pacientes que se auto presumían sintomáticos o asintomáticos en sus hogares. Entre los meses de abril, septiembre de 2020 y en cada rebrote o en cada oleada durante el período estudiado. Estas pruebas han originado también un alto porcentaje de falsos positivos, pese a que inicialmente se preveía su efectividad antes de los 07 días de la aparición de síntomas (asintomáticos). Lo observado del supuesto período de incubación permitió la impresión de que ese tiempo de 07 días eran necesarios para que las personas estén confinadas en casa y puedan autoevaluarse sobre posibles síntomas o manifestaciones de la enfermedad, esto fundamentó el desarrollo del método 7+7 venezolano de cuarentena que iremos desarrollando.
Adicionalmente, se fueron incorporando como métodos de control e indicadores nacionales las pruebas con diagnósticos tardíos: como por ejemplo las pruebas del hisopado nasofaríngeo que fueron recolectadas por profesionales del sistema de salud público nacional. Estas muestras fueron las preferidas para el diagnóstico molecular, pero se tenían que esperar los resultados emitidos por el Centro de Investigación Nacional, ente autorizado por el gobierno. Los resultados se obtenían en un periodo prolongado y a medida que se obtenían los resultados positivos se iban acumulando en el histórico de control nacional y del balance nacional del Coronavirus. El conjunto de datos estadísticos se conformó por indicadores sobre: la mortalidad, la edad, la ubicación geográfica, casos importados y pacientes recuperados. En su conjunto fueron estructurando reportes semanales (Figura 1), emitidos oficialmente los días domingo o en los momentos estratégicos para alertar al país. Estos informes aún se emiten, luego de 128 semanas reportadas recientemente en agosto de 2022.
Figura 1: Reportes semanales de las estadísticas del Coronavirus en Venezuela, emitidos por el gobierno venezolano
Fuente: Elaboración propia con base a Reportes de la Comisión Presidencial para la Prevención, Atención y Control de la COVID-19 (Rodríguez, 2022).
Paralelamente, en el ejercicio privado de la medicina; las pruebas de PCR cuantificadas rápidas y los exámenes de laboratorio (particulares), sumaban los perfiles de los pacientes que no asistían a los centros de salud públicos. El paquete que ofrecían los laboratorios privados y que también solicitaban los médicos en sus consultas, incluyeron pruebas de LDH, de marcadores inflamatorios elevados; como la proteína C reactiva, ferritina, dímero D.
Estos resultados sirvieron al personal de salud para triangular, con la experiencia médica y con la imagenología. el diagnóstico a precisar a los pacientes que eran presumidos como pacientes COVID-19. También las radiografías del tórax fueron de gran demanda inicialmente, pero también las tomografías computarizadas (TC) del tórax por su amplitud y detalle. Ambas, herramientas determinantes para el diagnóstico en la enfermedad temprana o leve. Entre los hallazgos radiológicos anormales más comunes, se encontraban la consolidación pulmonar y las opacidades en vidrio esmerilado, con localizaciones bilaterales, basales y periféricas todos asociados a la COVID-19, enfermedad vinculada directamente a los problemas respiratorios, referenciados también por Gutiérrez, (2020) y Carvajal (et. Al., 2020).
Los farmacéuticos y los médicos jugaron un rol importante en medio de la incertidumbre, el miedo y el pánico colectivo generado por el COVID-19. Si bien hemos descrito la actuación del personal médico para asistir a los pacientes que se mantenían resguardados con síntomas leves en sus hogares. El farmacéutico, por su parte, también jugó un papel resaltante para afrontar, prevenir, disminuir e incluso hasta informar en sus espacios de salud comercial, sobre las principales medidas para mitigar la propagación del virus; a través del expendio y suministro de los medicamentos durante este tiempo de pandemia y sobre todo durante los picos altos de contagio en los meses de marzo de 2020, agosto 2020, marzo 2021 y así sucesivamente.
La incertidumbre sobre el manejo clínico del virus y en este particular el fenómeno de la automedicación fue un elemento bidireccional, tanto a favor como en contra, desde el momento en que los grupos humanos esquematizan en sus percepciones la necesidad del uso de medicamentos pertinentes y necesarios para fortalecer el sistema inmunitario para prevenir el contagio del virus. Las combinaciones y fórmulas de medicamentos recomendadas fueron diversas. El fenómeno del virus, síntomas y medicamentos permeó los medios de comunicación y los modos de comunicación entre los mismos ciudadanos que se apoderaron del tema, surgiendo esquemas mentales y discursos que conforman un diálogo de conversación cotidiano entre la sociedad.
La consecuencia inmediata fue la automedicación, incluso sin medir consecuencias a expensas de generar efectos secundarios, colaterales, paralelos o no deseados. La preocupación del personal de salud, ahora también se orientaría al uso indebido de medicamentos y sus combinaciones asumido por la ciudadanía sin mayor orientación médica, en medio de un caos masificado de los centros hospitalarios y el personal médico enclaustrado en ellos atendiendo a los paciente COVID, con excepciones puntuales de aquellos grupos familiares que pudieron contar con algún familiar profesional de la salud en su familia o en sus hogares que los pudiesen orientar.
Esta realidad, se acentuaba con algo tan cierto como el que cualquier tratamiento era incierto para combatir el virus. Inclusive la Organización Mundial de la Salud en este período también fue cuestionada por no contar con herramientas precisas para fundamentar sus recomendaciones en cuanto a los medicamentos a ser usados en cada una de las fases del virus y de las enfermedades asociados a la COVID-19.
Antes de cualquier tratamiento de casos confirmados, el contagio fue la segunda gran variable a controlar, se presumía que el encierro y las medidas sanitarias iniciales orientadas para la bioseguridad era lo que podía evitar el contagio y controlar la propagación del virus. No obstante parte de la población tomaron estos asuntos con indiferencia, en parte porque en las percepciones se expandía la incredulidad, que acentuaron el caos de la pandemia mundial. El aumento en los casos y sus indicadores de número de personas; ambulatorios, hospitalizados, cuidados intensivos (entubados) y decesos, se incrementaron en cada localidad y rápidamente eran masivamente difundidos, esto contribuyó a que las personas comenzaran a ponerle atención a este virus desconocido.
En esos momentos, tanto en la primera oleada, como en el segundo rebrote, se convirtieron en momentos congestionados para los farmacéuticos, por la poca información acerca del tratamiento más efectivo para prevenir el contagio del virus COVID-19. Los farmacéuticos contribuyeron en gran medida en primera instancia a la contención del contagio, su principal herramienta fue el conocimiento general del cómo fortalecer el sistema inmunológico del ser humano y segundo, el conocimiento sobre los posibles efectos farmacológicos de los medicamentos. Su tarea se convertiría en la ayuda asistencial e imprevista para atender sintomatologías y etiologías a precisar asociados a los síntomas descritos del virus.
El contraste de las percepciones de esta acción, tanto del mismo personal de salud que cuestionaron la ética y el profesionalismo del farmacéutico, como el lado humano asistencialista a partir de la premisa de que era indebido la automedicación. También esta variable fue de suma importancia al tener que mantenerse la medicación a través de los profesionales de la salud, con la capacidad de recomendar; el tipo de medicamento, la dosis, la compatibilidad y demás recursos similares (conocimiento experto) y una valoración monitoreada de los efectos de los medicamentos empleados, en medio de la crisis mundial y local donde las personas en primera instancia recurrían a las farmacias más cercanas.
Entre el grupo de medicamentos solicitados, los antibióticos causaron mucha preocupación, ya que su acción para evitar la proliferación y eliminación de cualquier tipo de bacteria, terminó generalizando las familias de antibióticos y las clases de bacterias como medida de tratamiento del virus. La preocupación se fundamentaba en que el uso descontrolado y no apropiado de los antibióticos generarían a la larga una resistencia a infecciones futuras y efectos sobre las bacterias; en sus mecanismos de replicación, transducción, transformación y en la resistencia a la producción de enzimas llamada betalactamasa.
Lo único acertado entre todos los medicamentos que consumían de las farmacias, fue las ingestas de vitaminas como; C, D, E, Zinc y otros multivitamínicos para el fortalecimiento del sistema inmunológico. Pero en general fue difícil e imposible impedirle a un paciente o cliente la compra de medicamentos controlados como los psicotrópicos, estupefacientes, ansiolíticos y algunos otros antibióticos. Las personas hacían lo necesario para conseguir una receta médica o un récipe para adquirirlos, proliferando de esta manera el uso desmedido de esteroides para mejorar el sistema respiratorio, en algunos casos tomados como medio de prevención o a la aparición de síntomas iniciales, sin medir los efectos secundarios de ser administrados sin récipe médico. Ejemplo de ellos; la dexametasona, hidrocortisona y la prednisolona, entre los de mayor consumo. En muchos casos fueron usados sin signos o síntomas del virus COVID-19, aunque inciden en el sistema nervioso central o inmunológico que trata el sistema respiratorio, punto vulnerable al virus.
Cuarentena Social Nacional: Esquema 7+7 (Semana Radical + Semana Flexible)
Desde el 27 de marzo de 2020, el gobierno nacional emprendió acciones importantes en la retención y prevención del virus; en conjunto a los gobiernos municipales y los organismos de seguridad de la nación. La primera fase de la cuarentena radical, incluyó el funcionamiento de la red de distribución de alimentación, la red de salud y el de los establecimientos con servicios delivery. En una segunda fase, el 12 de mayo de 2020, el presidente Nicolas Maduro, emite el Decreto N. 4.198 mediante el cual se declara el Estado de Alarma para atender la Emergencia Sanitaria del COVID-19 en el país, que se publicó en la Gaceta Oficial Extraordinaria N. 6.535 (INAC, 2020).
En este decreto Estado de Alarma se suspenden todas las actividades económicas a nivel nacional, exceptuando: la producción y distribución de la energía eléctrica, de la telefonía y telecomunicaciones, del manejo y disposición de desechos y, en general, las de prestación de servicios públicos domiciliarios. Los expendios de combustibles y lubricantes. También continuaron funcionando las actividades del sector público y privado de salud en todo el sistema de salud nacional, las farmacias, el traslado y custodia de valores e insumos médicos, la cadena de distribución y disponibilidad de alimentos perecederos y no perecederos a nivel nacional, las actividades vinculadas al sistema portuario nacional, las actividades vinculadas al agua potable, gas de uso doméstico y combustibles. Igualmente, las actividades de producción, procesamiento, transformación, distribución y comercialización de alimentos perecederos y no perecederos, la emisión de guías únicas de movilización, seguimiento y control de productos agroalimentarios, acondicionados, transformados y terminados, el transporte y suministro de insumos para uso agrícola y de cosechas de rubros agrícolas, y todas aquellas que aseguraban el funcionamiento del sistema nacional integral agroalimentario (INAC, 2020).
En junio de 2021, con base a las experiencias, sobre el tiempo de incubación observado de 7 días, que se constituyó en el discurso y en la hipótesis preliminar que sustentó el diseño del esquema o método ٧+٧, en sus combinaciones y variantes de la cuarentena social, colectiva y voluntaria, como parte de las políticas del gobierno venezolano para contener el virus. Estos procesos fueron direccionados y controlados a través de la Comisión Presidencial para la Prevención y Control del COVID-19, con cinco ejes de acción: 1. Comunicación y Movilización Social; 2. Vigilancia Epidemiológica y de Laboratorio; 3. Control Sanitario en Puntos de Entrada al país; 4. Elaboración de un Protocolo de Manejo Clínico y Flujograma de Decisiones; 5. Identificación de Centros Centinela.
Esta estructura inició con la detección de los primeros casos de la COVID-19 en el país con la Cuarentena Social, Colectiva y Voluntaria, como medida de aplanamiento de la curva de contagios por COVID-19, el Gobierno desarrolló e implementó un esquema de flexibilización y cuarentena radical, conocido como el método 7+7, que consistió en 07 días de trabajo continuos en la semana de flexibilización y la siguiente semana con 07 días de cuarentena radical. En ambas semanas se clasificaron e incorporaron la apertura de diversos sectores económicos del país, que funcionaron según bajo franjas horarias y métodos de seguridad epidemiológicos, y según la actividad económica en dos grupos; en la semana de cuarentena con servicios básicos y fundamentales para los requerimientos de la sociedad y la segunda con el funcionamiento de diversos sectores que se irían ampliando a lo largo de este período estudiado.
El monitoreo de los casos de COVID-19 desde los inicios de la pandemia, se apoyó significativamente con métodos emergentes entre ellos; a través de las nuevas tecnologías de información y comunicación: como las redes sociales, las aplicaciones para los equipos móviles y las plataformas en línea, se constituyeron en las herramientas en tiempo real de registrar, observar, interactuar y monitorear la evolución de la pandemia. El gobierno venezolano empleó el sistema en línea denominado Sistema Patria (https://www.patria.org.ve) que se había implementado en el año 2017, para la atención de políticas sociales, organizativas y de salud.
La plataforma y la aplicación ha sido usada para conectar a los ciudadanos desde entonces con diversos programas de protección social con el desarrollo de una billetera digital de fácil uso mediante los equipos de telefonía móvil y un documento de identidad que incluye un código QR único personalizado llamado el Carnet de la Patria.
En la pandemia la plataforma y sus accesorios se constituyeron en herramientas importantes y robustas para la interacción entre gobierno y la sociedad, en este momento usada para la búsqueda ampliada, directa y personalizada a través de una encuesta nacional que se desarrolló en línea a través del Sistema Patria. La encuesta que se llenaba iba recopilando los síntomas vinculados al COVID-19, que reportaban los usuarios: sobre ellos y su grupo familiar. Esta acción permitió direccionar al personal de salud con visitas puntuales y específicas a los domicilios de los usuarios con jornadas de salud diarias denominadas el ̈casa a casa¨.
Las jornadas, se constituían en una visita médica a los domicilios para atender los casos reportados; en la visita se les aplicaba el despistaje con prueba rápida y confirmación con PCR molecular. En sí, este fue uno de los protocolos activados durante la pandemia, para la búsqueda de casos sospechosos y la red de contactos del paciente. Los equipos multidisciplinarios a quienes se le asignaron estas visitas, estaban conformados por equipos de trabajadores sociales denominados Somos Venezuela, acompañados por organismos de seguridad y el personal del sistema de salud de Barrio Adentro. La fuente nacional informó que en un año se habían aplicado dos millones 887 mil 721 pruebas del Covid-19, que representa 96 mil 257 pruebas por millón de habitantes (MEFCE, 2021).
El método ٧+٧, además definió los llamados sectores priorizados de: alimentación, salud, telecomunicaciones, seguridad y servicios (transporte, hidrológicas, aseo, electricidad) en las semanas de radicalización o cierre total. En tanto que, para cada semana de flexibilización, se correlacionó con el contexto del número de contagios anunciados por el gobierno nacional (Figura 2). Así, se desarrolló un modo en la semana de flexibilización que iría agregando sectores de la economía, o disminuyendo según las oleadas o expansión del virus, generando en el colectivo una sensación de una estabilidad retenida y contenida, pero también de flexibilidad en este período de la pandemia.
Figura 2: Evolución de los casos positivos reportados oficialmente
Período marzo 2020 – noviembre 2021
Fuente: Google reporte SARS COVID-19 (2022): Casos confirmados y probables, los funcionarios de los servicios de salud pública identifican los casos probables según los criterios establecidos por las autoridades gubernamentales.
Este esquema, sin mayores cambios en las semanas radicales, pero sí en las semanas flexibles, fue explicado por el gobierno nacional el 14 julio de 2020, haciendo explícito el método en la opinión pública. Incluso, explicó que este método de una semana radical y una flexible, puede suspenderse en cualquier momento a causa de rebrotes localizados en los municipios del país. Suspensiones de semanas flexibles, con dos semanas radicales seguidas que bien lo observaremos en lo sucesivo; sobre todo en los municipios fronterizos y en las localidades donde se generaron rebrotes significativos.
En octubre 2020, luego de muchos meses bajo esta metodología del esquema de “7+7”, se produjo una apertura para el sector turismo, reiniciando las actividades económicas en las posadas y hoteles, playas y balnearios, clubes y parques de diversiones. Luego de esa experiencia el 30 de noviembre 2020, se anunció que se experimentaran con 04 semanas de Flexibilización Navideña 7+7 Plus; con la apertura de 53 sectores o actividades económicas y el levantamiento del toque de queda en los municipios fronterizos con Colombia y Brasil. Sin embargo, se mantiene el cerco sanitario completo, con todos los controles y las prevenciones necesarias a los habitantes de esas zonas fronterizas.
En enero de 2021, se retoma el esquema de una semana radical y otra flexible hasta el 14 de marzo 2021, cuando el presidente Nicolás Maduro decide prolongar a dos semanas radicales seguidas hasta 04 de abril, que anunciaría un método de 7 días flexible y 14 días de cuarentena radical, modificando el esquema que se había ejecutado por un año. En noviembre 2021, el gobierno nacional generó una apertura general para la actividad económica y social que aún se mantiene, al igual que los reportes semanales del monitoreo del virus, pese a las nuevas variantes, haciendo ya un proceso de coexistencia entre el virus y las nuevas realidades sociales incluyendo las metas gubernamentales económicas para el año 2022.
Estrategias de contención del virus y la economía local emergente en el municipio Caroní en el estado Bolívar al sur de Venezuela
A nivel nacional los organismos públicos que conformaban la Comisión Presidencial para la Prevención y Control de la COVID-19, se reunían diariamente desde el mes de marzo de 2020; para analizar la situación epidemiológica del país. Estos comités se instalaron en todos los niveles de gobierno del país, en estos se definían las líneas de acción. Las estructuras locales en su mayoría, estaban conformadas por la máxima autoridad; el alcalde, y los organismos de seguridad, entre otros entes gubernamentales, al respecto el alcalde explicó que:
[…] estamos reunidos en gabinete municipal con la intención de conformar, crear y poner en ejecución de los planes que van a ayudar al ejecutivo nacional que dirige nuestro presidente Nicolás Maduro, para enfrentar esta emergencia que el Covid-19 implica para todo el pueblo venezolano. Por tal motivo en el municipio Caroní estamos instalando un comité salud segura para atender e integrar todas las acciones que conlleven a que podamos atender esta circunstancia, esta afectación de pandemia que es el Covid-19. Hemos juntado un conjunto de especialistas en diversas áreas, además de todos nuestros equipos de protección civil, policía municipal, dirección de salud, nuestros bomberos municipales y toda el área social de la Alcaldía (Alcaldía de Caroní, 2020a).
Este sería el inicio, en lo sucesivo se establecieron las normas y orientaciones municipales que fueron estructurando los protocolos para la contención epidemiológica de salud, haciendo énfasis en el cercado epidemiológico y la protección de la ciudadanía acorde a las orientaciones nacionales diarias y semanales.
Otro aspecto significativo en el contexto del tiempo de pandemia en Venezuela, fue la condición previas sobre la situación económica en el país, que se venía desarrollando en medio de restricciones económicas, como consecuencia del llamado bloqueo internacional que había causado una estrechez para el acceso a las compras de bienes y servicios internacionales (Marin, et al. 2022), causando el acceso a rubros específicos que podía comprar internacionalmente el gobierno; para el sector de la alimentación y la salud, con la intermediación de aliados internacionales. A partir de la pandemia, surge un nuevo escenario, pese a que la actividad económica y el abastecimiento del sector económico se había impulsado y regulado, a través del sector privado; mediante importaciones directas, sin restricciones de precios y con estímulos en las tasas arancelarias de importación.
A partir de la COVID y en marco al protocolo de la cuarentena 7+7, a nivel municipal en Caroní se establecieron reuniones, tanto con los empresarios, como con los gremios que los representan. Estos espacios de articulación permitieron ir evaluando su desenvolvimiento económico y garantizar los requerimientos del municipio, en este caso como objeto micro de estudio. Estas reuniones de articulación en medio de normas de distanciamiento social pudieron generar acuerdos. Los acuerdos, normas y reglas de las semanas flexibles y radicales establecidas por el gobierno nacional se orientaron a detalle y en relación al contexto local.
Entre las estrategias de comunicación empleadas, se comenzaron a desarrollar videos cortos con una duración entre 20 y 30 segundos, que permearon las redes sociales y la opinión pública. Estos videos se pudieron difundir a través de las redes sociales y en específico y de forma directa a través de las listas de distribución logradas antes de la pandemia. Esto logró que se fueran incrementando la comunicación al establecer información y atención directa a los sectores de la economía y se pudo garantizar desde la primera semana de implementación del método 7+7; que los establecimientos de alimentos, insumos médicos y medicamentos funcionaran en las semanas radicales en un horario desde las 6:00 am y 12:00 m y en semanas flexibles entre las 6:00 am y las 6:00 pm. En tanto que, el sistema de salud pudo funcionar durante este período las 24 horas.
Los otros sectores económicos, se fueron ajustando al Decreto Nacional de emergencia, a las orientaciones del gobierno nacional, regional y el gobierno municipal. El contexto local también pudo ajustar el funcionamiento según sus realidades, así las aperturas de las actividades económicas se moldearon a los requerimientos de la pandemia. Esto permitió además que las empresas se ajustarán a la pandemia. Por ejemplo, ocurrieron transformaciones de locales nocturnos y discotecas que se replantearon, migraron y se convirtieron en tiendas de conveniencia. Otros sectores migraron a la venta de alimentos y se registró un incremento con nuevos establecimientos para la venta de medicamentos e insumos médicos.
En general, se incursionaron en modalidades nuevas de comercialización; como las ventas a para llevar o delivery, las ventas en línea que permitieron la creación y el funcionamiento de empresas especializadas en ambos servicios y el gobierno en línea. Pero el surgimiento de un grueso segmento de emprendimientos informales, fue notorio, resaltando la elaboración y venta de alimentos preparados desde los domicilios, que sirvió para aprovisionar a los hogares en los horarios restringidos para la circulación vehicular y de los ciudadanos, permitiendo el cumplimiento de los horarios de las semanas radicales y flexibles.
Otro aspecto vinculante y determinante, fue la coordinación entre los organismos gubernamentales, de seguridad, de salud y la sociedad civil, de esta forma los acuerdos de horarios y sectores económicos que funcionaron fueron ratificados semanalmente. Incluso para el inicio de las semanas flexibles y la incorporación de nuevos sectores de la economía; en lo local se produjeron sendas reuniones con los gremios empresariales privados, empresarios y otros actores. Los acuerdos y normas consensuadas fueron comunicados a la ciudadanía, pudiéndose hacer a través de videos con la presencia de todos, esto dio mucha confianza y seguridad al público en general. Por ejemplo, para la apertura de las semanas flexibles se produjo una reunión y unos acuerdos que fueron difundidos, discurso que rescatamos a continuación:
[…] hemos realizado una reunión que la calificamos de exitosa, con todos los agremiados, tanto de la industria, como del comercio del municipio, de esta manera hemos ratificado los principios referidos al distanciamiento social en los comercios que están dentro de la norma y que han abiertos durante este periodo de cuarentena, de la misma manera hemos ratificado la necesidad de continuar con el proceso de bioseguridad en cada uno de estos establecimientos. En las próximas semanas continuaremos este trabajo en el marco de un compromiso consensuado con todos los actores. Para nosotros es importante que tú como ciudadano estés al tanto de que existe una institución y en este momento está institución trabaja de la mano con tus representantes. Agradecemos a todos los empresarios, a los comerciantes y a los emprendedores que en conjunto han salido adelante de la mano con el municipio […] (Alcaldía de Caroní, 2020b).
Estos acuerdos y normas se hicieron todas las semanas; entre los organismos del gobierno local y los organismos de seguridad, quienes orientaban y eran garantes del cumplimiento de los horarios establecidos para el funcionamiento de la actividad económica y la restricción de la circulación. Esto desarrolló una metodología de trabajo que se completaba con anuncios oficiales del gobierno local que se emitían entre la tarde y la noche de cada domingo.
La estrategia para comunicar los anuncios con las normas y reglas explícitas para el funcionamiento de cada semana que comenzaría; se ratificaba a través de figuras iconográficas (flyer) que contenían los sectores priorizados de alimentos, servicios básicos y salud que podían funcionar en semana radical y en semana flexible, respectivamente. En las semanas flexibles se adicionaron los sectores económicos que irían incorporando, prácticas que se mantuvieron de forma sostenida. Los comunicados oficiales se pudieron estandarizar mediante una iconografía identitaria del municipio (Alcaldía de Caroní, 2020c), para evitar la distorsión que ocasionaron inicialmente los mensajes de texto emitidos, que no garantizaron en las primeras semanas alguna interpretación ajustada a la información oficial o incluso fueron editados y reenviados con contenido no ajustados a la semana correspondiente.
Lograr cada uno de los acuerdos permitieron; a los comerciantes cumplir con los horarios establecidos y las normas de bioseguridad en sus establecimientos, a los organismos del gobierno municipal realizar una supervisión ajustada a lo establecido y a los organismos de seguridad ejecutar los patrullajes en la ciudad, estableciendo puntos de control viales y el cercado correspondiente en todo el municipio en las horas y días de restricción de circulación durante este año de pandemia normada, y a la ciudadanía les permitió ajustarse a cada uno de los anuncios gubernamentales, en medio de la confusión y las expectativas constantes producto de la misma pandemia.
Otro de los aspectos revelados en este periodo de cuarentena, fue los modos y las formas de establecer la comunicación y el uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación entre la ciudadanía y los organismos de gobierno. Este aspecto, resaltó en un momento donde las informaciones falsas o fake news inundaron las redes sociales provocando un peligroso círculo de desinformación. Este proceso de comunicación social emergente fue determinante e interesante, ya que empíricamente la sociedad se vio obligada a clasificar las fuentes de consulta y orientación sobre el tema de la pandemia en general.
Específicamente, se pudo aglutinar y centralizar la información y los anuncios que se generaban tras los acuerdos de los domingos a nivel nacional y municipal, que se armonizaron y consolidaron en el municipio Caroní. Estos reportes se pudieron emitir por las cuentas oficiales de los organismos públicos locales, que se difundieron y se posicionaron según la inmediatez del acceso por parte de los ciudadanos en el siguiente orden de consumo en la ciudad: en primer lugar, la información recibida mediante el WhatsApp a través de las listas de usuarios construidos y los grupos temáticos pre-existentes y emergentes, en segundo la información difundida por Instagram y tercero mediante el Twitter. Por último, a través de la diversidad de las redes sociales y los medios tradicionales de comunicación, prensa y radio, entre otros.
Sobre la distribución del WhatsApp en específico, se enviaban los flayer o comunicados en el siguiente orden; lista de medios de comunicación, comunicadores sociales, organismos de seguridad, instituciones públicas, comerciantes por sectores económicos, hasta llegar a la última de las listas y grupos existentes. El sentido del posicionamiento mediante esta plataforma fue importante porque era un anuncio oficial que llegaba directamente al equipo telefónico móvil del ciudadano. Al concluir el año 2021 se inventariaron más de 8.000 usuarios en general, en relación a una población comercial de casi 6.500 comercios registrados en el municipio.
Esto generó dos aspectos de seguridad comunicacional; en primer lugar, de que el receptor tenía información de la fuente oficial y en segundo lugar de que ellos se convirtieran mediante sus estados de WhatsApp, grupos y listas de distribución en comunicadores multiplicadores de la información oficial. Según nuestras proyecciones se estimó que pudría reproducirse la información oficial e impactar hasta 80.000 ciudadanos con la primera emisión de mensajería directa y así sucesivamente. Este fenómeno comunicacional masivo se fue convirtiendo en un modo multiplicador de la información oficial que se evidenciaba en las actualizaciones en cuestiones de minutos en los estados de WhatsApp y en las redes sociales cada domingo, tanto en la semana de radical, como en la semana flexible, entre tantos reportes de medios y redes sociales que se expandía entre la noche de cada domingo y el lunes siguiente. Esto además, serviría para la planificación de sus actividades en la ciudadanía en la semana normada.
Reflexiones finales
Mundialmente nos confrontamos con el encierro colectivo como consecuencia directa de la cuarentena y los cercos epidemiológicos por la COVID-19. La humanidad experimentó procesos de vida inéditos, algunos vinculados a dimensiones materiales e inmateriales. Dentro de lo material están: la pérdida de empleos, de empresas y formas de trabajo, incluso con pérdidas más significativas con la confrontación con la muerte, que se pudo observar de forma masiva en el espectro local y mundial, a través de los medios de comunicación. En tanto que, dentro del fenómeno de lo inmaterial, se han podido construir una infinidad de representaciones sociales, derivadas del conjunto de emociones, del miedo a lo desconocido o en la configuración de cuadros de reacciones emocionales y psicológicas a consecuencia de la incertidumbre y al conjunto de valores escatológicos que contextualizan cada una de las historias de vida; en lo individual y en lo colectivo en este período de la COVID-19. Jaspal & Nerlich (2022), reafirman que estas representaciones sociales emergentes han cuestionado incluso la existencia del virus o las medidas para contenerlo a nivel mundial, por su parte Costa, Cruz, & Cavalcante, (2020) han documentado que las representaciones sociales también se basaron en valores negativos generando sentimientos de descrédito en las instituciones, los gobiernos y los medios de comunicación en otros países.
En suma, con la pandemia se generaron transformaciones coyunturales y estructurales en los tejidos sociales, que aún siguen (re)construyendo y (re)planteando retos y desafíos en medio de las escenas aún mantenidas en pandemia o postpandemia. En la actualidad, los grandes problemas sociales como el cambio climático, los modelos de desarrollo y el crecimiento económico han quedado como tareas vitales para la sociedad. No obstante, se expresan como un conjunto de oportunidades en la configuración de nuevas formas convocadas o emergentes de funcionamiento y organización.
Pensamos que en lo sucesivo los aportes de los diversos segmentos de la sociedad, serán determinantes en la (de)construcción de los valores y capitales tangibles e intangibles de la humanidad. Asimismo, consideramos que serán muchas las interrogantes y las tareas y acciones de investigación que nos ocupan como actores científicos. Miramos también que los procesos de intervención vinculados a los sistemas de conocimientos y las representaciones sociales se amplían para nuevos estudios en su complejidad e integralidad multidisciplinaria. Por ejemplo, cómo se abordarán bajo esos análisis: los sistemas de salud, las políticas públicas, las nuevas relaciones entre el Estado y la sociedad, los nuevos sistemas de distribución, las economías a diferentes escalas; locales, nacionales y supranacionales, la ciberpsicología y el manejo de la Big Data, entre tantos temas que orientarán la utilidad de la ciencia y los regímenes y políticas para el desarrollo científico y tecnológico.
En todo caso, ocurre que los procesos sociales subyacen en cómo los individuos y los grupos humanos reaccionan, asimilan y aprenden de los episodios de vida, que se constituyen en un proceso cognitivo individual y colectivo. Sobre el hecho de que en su cotidianidad las personas se enfrentan permanentemente a experiencias de vida que son procesos de aprendizajes y son parte de la construcción social que hace el individuo y la sociedad como estructura y fundamento cultural. Al fin de cuentas los seres humanos avanzamos en nuestra propia conformación y fortalecimiento como actores sociales e individuales. Procesos sociales que seguirán construyéndose, ahora en nuevos escenarios y con muchas tareas pendientes, sin duda ocurrió una ruptura en el orden social y mundial.
El período estudiado ha sido significativo y novedoso para los autores, como observadores y como participantes de este proceso de intervención en la localidad, así mismo lo han sido los modos y las formas que pudimos analizar a partir del aprendizaje individual y colectivo, las interacciones, las acciones y las reacciones a las políticas públicas direccionadas desde todos los niveles de gobierno, y como también en respuesta a los mecanismos de participación y de acción colectiva que hemos venido monitoreando en los últimos 20 años.
Se evidenció con el estudio del caso local; sobre la economía de sustento en pandemia, algunas relaciones y dimensiones recurrentes, tales como: las referidas a los replanteamientos, modos emergentes y contingentes; a través de la innovación, la promoción, la difusión y la comercialización de bienes y servicios preexistentes a la pandemia, completamente modificados y adaptados al contexto de las prioridades y lo permitido. Así también, los nuevos modelos de negocios y de una economía creativa emergente que se ha convertido en un importante motor de mantenimiento de la economía local con la implementación del comercio electrónico, las entregas a domicilio o delivery, la reconversión de negocios expertos a negocios integrales y el gobierno en línea para tramites en los organismos públicos. Todas acciones que demuestran la capacidad de adaptabilidad y resiliencia de los individuos y las sociedades, esta vez en un tiempo muy breve a causa de la pandemia en una suerte de oportunidad o subsistencia.
En esta oportunidad de investigación en tiempo real, incorporamos el estudio del uso de herramientas emergentes, entre ellas las redes sociales y las nuevas tecnologías de información y comunicación como elementos que intervienen e influyen en las representaciones y transformaciones de las sociedades. Por tanto, sobre las plataformas y tecnologías de información y comunicación, podemos afirmar que las redes sociales causaron efectos positivos en la configuración de las opiniones, las evaluaciones y las reacciones de la ciudadanía sobre la situación de la COVID-19, producto de los acuerdos, las normas y en las maneras en que los actores sociales pudieron ser parte de los procesos. Además, fue aleccionadora la forma en que los actores sociales se convirtieron en dinamizadores y propulsores de informaciones y acciones en tiempo real; asumiendo roles emergentes como comunicadores y multiplicadores de los acuerdos oficiales.
Sobre los roles de los multiactores gubernamentales y de la sociedad en general durante el período analizado, se ha demostrado que las percepciones de los ciudadanos sobre el rol institucional del gobierno en la prevención y resguardo ante la COVID-19, más las necesidades y los esfuerzos de los individuos para mantenerse en una economía de subsistencia, fueron muy positivas e influyeron en la autoadhesión al distanciamiento social, a los horarios establecidos y demás normas explícitas, producto, sin duda, de una comunicación clasificada, veraz y oportuna y de los acuerdos construidos entre las mayorías.
Se concluye con este artículo, que el esquema nacional de cuarentena implementado por Venezuela ha sido fundamental, con una efectividad a nivel local producto de los acuerdos entre la mayoría de los segmentos de la sociedad que fue trascendente. Resaltando la forma lograda de información y comunicación, con normas y reglas explícitas, así como los actores participantes con roles definidos, que se expresó como una estrategia de acción colectiva que ha sido una variable determinante; para el resguardo de la salud colectiva, la procura del mantenimiento de la economía local en medio de tiempos de incertidumbre, el mantenimiento y funcionamiento de la economía local y para la implementación de las normas de bioseguridad, elementos resaltantes y necesarios que sirvieron para la contención del virus.
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Rodríguez (2022) [@delcyrodriguezv]. (23 de agosto 2022), La Comisión Presidencial para la Prevención, Atención y Control de la #COVID19 informa al país. [Archivo de Imagén]. Tweeter. disponible en: https://twitter.com/delcyrodriguezv/status/1562271927397453824?s=21&t=O5r0GfcBrd0_jMue7MyFLw